¡Hola a todos! Hoy os escribo para contaros algunos trucos que pueden hacer que vuestros paisajes nocturnos den un salto de calidad. Queremos que la nitidez sea espectacular. A veces pensamos que hemos sacado fotazas que luego, cuando las vemos en el ordenador, nos dejan un poco decepcionados. Estos cinco consejos que traigo hoy es en lo que más me fijo al sacar fotos de noche. También os pueden ser útiles en otros ámbitos, aunque aquí os servirán seguro. ¡Empezamos!
Enfoca en manual
Las cámaras modernas son una maravilla, porque muchas funciones ya están automatizadas. El enfoque es una de ellas: que funcione ya lo asumimos como algo normal… hasta que falla. Incluso las cámaras con sistemas de enfoque más sofisticados pierden precisión —o directamente no funcionan— cuando nos falta luz. ¿Qué hacemos entonces?
Lo primero es mantener la calma. Las primeras veces sacando paisajes nocturnos pueden ser frustrantes si intentas enfocar una, y otra, y otra vez sin éxito. En estos casos lo mejor es utilizar directamente el enfoque manual. Activa esta función en tu cámara y, a partir de ahí, es tarea tuya.
¿Y cómo comprobamos que hemos enfocado bien? Una opción es intentar mirar a través del visor óptico. Si tienes vista de lince, a lo mejor esto es suficiente para ti. Para los que de noche ven poco —como yo mismo— seguro que necesitan algo más. En este caso, puedes usar el visor electrónico —activando el modo Live View— y ampliar una zona de la imagen con iluminación suficiente y bordes visibles. Mientras, puedes manipular el enfoque y dejarlo en el punto donde consigas el mayor nivel de detalle. ¡Listo!
Midiendo la exposición
Otro punto conflictivo de los paisajes nocturnos que las fotos salgan con una exposición correcta. La mayoría de cámaras cuentan con varias configuraciones para medir la exposición, representada con una barra. Cuando la exposición es correcta, la medición se encuentra cerca del punto medio —aunque podemos utilizar valores algo superiores o inferiores en función de la estética que queramos:
Para que este medidor de exposición funcione correctamente tenemos que comprobar que esté bien configurado para el tipo de fotografía que vayamos a realizar. Hay varias configuraciones posibles, aunque las más interesantes son la matricial y la puntual. La matricial tiene en cuenta toda la escena, por lo que funciona bien en condiciones de iluminación constante —sin zonas de claros y oscuros. La puntual sólo tiene en cuenta la iluminación en la zona del punto de enfoque que tengamos activado.
Para que la exposición en paisajes nocturnos sea correcta lo que yo hago es seleccionar el modo de medición puntual y un punto de enfoque para medir en la zona de las luces —por ejemplo, un edificio iluminado. De esta forma la foto no tendrá ninguna zona quemada, y las zonas en sombra siempre son más fáciles de recuperar cuando editemos la foto —en Photoshop o Lightroom, por ejemplo.
Lleva tu trípode
Para que la foto quede bien expuesta necesitarás o bien subir el ISO —la sensibilidad del sensor— o aumentar el tiempo de exposición. Aunque lo primero puede sacarte de un aprieto en alguna situación —más vale tener una mala foto que no tenerla— los mejores resultados se consiguen con un ISO bajo y un tiempo de exposición prolongado. ¿Por qué? Por lo general, al subir el ISO veremos aparecer ruido en la foto —un efecto granulado, más notorio sobre fondos oscuros—, y el nivel de detalle de la foto cae en picado. También es importante saber que con un ISO alto el rango dinámico del sensor —su capacidad de captar con éxito las zonas de luz y de sombra en la imagen— se reduce. Esto es especialmente importante en paisajes nocturnos, ya que solemos tener escenas con grandes cambios de luz, por lo que nos interesa aprovechar las capacidades de nuestro sensor al máximo.
Mantener el ISO bajo nos empuja a aumentar el tiempo de exposición. Pero si sujetamos la cámara con las manos llegará un punto donde las fotos nos saldrán movidas —todo depende de tu pulso pero, en general, por encima de 1/100s puedes empezar tener problemas. Eso nos deja dos opciones: o buscamos un punto de apoyo para mantener la cámara estable o —lo ideal— utilizamos un trípode para tener total libertad.
Si te gusta hacer fotografía nocturna pero no quieres invertir mucho dinero en material te recomiendo este trípode de Amazon Basics —yo mismo lo usé durante un par de años, y aún ahora de vez en cuando. La única pega es que es bastante grande. Si quieres algo más manejable —y más avanzado— puedes encontrar maravillas como este trípode de bola Zomei Q555 —que es el que uso yo actualmente, incluso lo he llevado en algún viaje dentro del equipaje de cabina. Una opción de gama algo más alta, también de bola, es el Vanguard VEO 2 235AB, que ha recibido muy buenas valoraciones.
Y, si haces larga exposición…
Este es un multi-consejo, y es que hay algunos detalles menores a tener en cuenta para que las fotos de larga exposición salgan nítidas. Todos tienen que ver con mejorar la estabilidad de la cámara para que no haya trepidaciones. Una vez has colocado la cámara en el trípode sobre una superficie estable:
- Utiliza un disparador remoto, bien de cable o inalámbrico. Así evitarás mover la cámara al presionar el botón de captura de imagen. Si no tienes ninguno de los dos, activa el temporizador para dar un margen de tiempo entre que manipulas la cámara y empieza a tomarse la foto.
- Habilita el bloqueo de espejo para que no haya trepidaciones al activarse el mecanismo de disparo de la propia cámara réflex —si es mirrorless no tendrás este problema. Si tu cámara no tiene esta opción, activa el modo LiveView, que consigue el mismo efecto —aunque aumenta el consumo de batería.
- Y algo con lo que es fácil despistarse: si tu lente tiene estabilizador óptico, desactívalo. Si no, podrías ver cómo las fotos salen ligeramente borrosas por este mecanismo —que trata de compensar hasta las desviaciones más pequeñas— pero que está pensado para actuar en tiempos de exposición más cortos.
Y para composiciones más llamativas… ¡Aprovecha la hora azul!
La hora azul es para los paisajes nocturnos lo que la hora dorada para los diurnos. Es un momento ideal para hacer fotos porque todavía hay algo de luz solar iluminando el cielo, lo que crea un degradado de azules muy interesante.
Con esto se pueden conseguir fotos con más profundidad —sobre todo si incluyes en la escena algo de cielo donde todavía haya algo de claridad— y que tienen más atractivo visual. Una vez pasada la hora azul el cielo estará tan oscuro que no aportará nada interesante a la foto —será una zona casi negra que incluso puede resultar aburrida si no la encajas bien en tu composición.
¡Y esto es todo por el momento! Dejadme un comentario si tenéis alguna duda o experiencia personal sobre este tema que nos pueda ayudar a mejorar nuestras fotos. ¡Hasta pronto! ¡Nos vemos en Instagram!
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