A un día de empezar Noviembre, nos encontramos ya en pleno otoño. Mires donde mires encontrarás que los árboles pierden hojas ya a marchas forzadas y el suelo está lleno de los detalles típicos de la estación.

Este año en Galicia el tiempo está siendo bastante seco, así que la caída de la hoja y los tonos marrones están por todas partes. Por desgracia, el año anterior no tuvimos tanta suerte y las constantes lluvias hicieron que las hojas aguantasen en los árboles hasta casi pudrirse, así que perdimos casi toda la belleza de esta época del año. La foto que os traigo hoy es de una escapada a Madrid que hice a finales de Noviembre, donde sí pude ver otoño de verdad.

Nikon D3200. ISO100, f/2.8, 1/400s.

Nikon D3200. ISO100, f/2.8, 1/800s.

El parque del Capricho

Este par de fotos fueron tomadas en el parque del Capricho. Es uno de los sitios más especiales de la capital, al menos para mi gusto. Un sitio enorme donde puedes disfrutar de las excéntricas construcciones de la Duquesa de Osuna y alejarte del centro de la ciudad, siempre abarrotado de gente.

Me encantan las composiciones donde predominan los tonos amarillos y anaranjados. Normalmente encuentro estos colores en los atardeceres, pero también en las escena de naturaleza durante esta época del año. No pude resistirme a capturar estos detalles de hojas secas. A muchas personas el otoño les deprime: los días se acortan y empieza a notarse el frío. Para mí, el otoño significa renovación: una oportunidad de dejar atrás lo que ya no aporta nada y hacer sitio para lo que está por venir.

La intención era resaltar algún detalle de la escena, desenfocando el fondo. Para hacerlo, abrí el diafragma hasta f/2.8, el máximo de mi lente. Era un día soleado con bastante luz, así que para exponer bien disminuir el tiempo de exposición.

Para terminar, al exportar las fotos aumenté ligeramente la temperatura y la saturación de los tonos naranjas y amarillos. Un retoque sutil pero que resalta las hojas caídas sobre el resto de elementos de la composición.

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